Como cada año, hemos realizado una vez más nuestra tradicional salida de fin de curso, en la cual invitamos a nuestras familias a que nos acompañen.
En esta ocasión hemos cambiado de destino y nos hemos dirigido hacia Comillas.
Como el viaje en autobús hasta allí se hace un poco largo, al llegar ya estábamos algo aburridos de tanta carretera y además empezábamos a tener hambre, así que fuimos directos a la campa de Sobrellano a tomar nuestros almuerzos y a estirar un poco las piernas respirando un poco de aire fresco.
¡Ya estábamos preparados para visitar "El Capricho de Gaudí"!
Entramos al recinto guardando mucho silencio ya que había guías explicando a los visitantes la historia de esta magnífica obra. Bordeando el Capricho llegamos a un espacio que resultaba ideal para poder contemplar su belleza. Una vez instalados sacamos folios, lápices y rotuladores y comenzamos a dibujarlo con todo tipo de detalles: su altísima torre, los bonitos azulejos de girasoles que decoran toda su fachada, las chimeneas con forma de estrella, sus elegantes balcones, el característico colorido de Gaudí...
Además descubrimos que aquí había una cueva, ¡qué fresquito se estaba allí dentro!
Y casi sin darnos cuenta llegó la hora de comer, así que recogimos nuestros bártulos y nos fuimos de vuelta al autobús para que nos llevase hasta el camping de Comillas, donde nos estaban esperando el resto de los niños de Infantil y muchas de nuestras familias.
Nos sentamos todos juntos y comenzamos a sacar manjares de nuestras mochilas. ¡Vaya despliegue de cosas ricas! Tortilla de patata, filetes empanados, bocadillos de todo tipo...qué bien, cómo nos cuidan nuestros papás...
¡Y qué gusto poder hacer picnic en un lugar tan agradable! Se estaba de maravilla.
Una vez cargadas las pilas, ya estábamos preparados para el juego: investigar entre la vegetación y encontrar insectos, jugar al futbol, hacer una sesión de peluquería a las mamás...
Con lo bueno que hacía y lo bien que nos lo estábamos pasando daba ganas de quedarse allí toda la tarde pero teníamos que volver al cole, así que, una vez que revisamos que no olvidábamos nada y que lo dejábamos todo requetelimpio, cansados pero muy contentos por el día tan estupendo que habíamos vivido y compartido, nos subimos al autobús rumbo de vuelta a Santander.